El Poeta
Vida
Jacint Verdaguer i Santaló (1845-1902 ), escritor romántico y figura capital de la Renaixença, está considerado como el fundador de la literatura catalana moderna. Entre sus obras, traducidas a varios idiomas europeos, destacan L’Atlàntida, Canigó y En defensa pròpia.
Nace el 17 de mayo en Folgueroles (Osona), en una familia payesa y humilde, pero con cierta cultura. Ya de muy pequeño, su madre le instruye en la lectura. A los 10 años entra en el Seminario de Vic, donde cursará estudios eclesiásticos durante quince años. En la ciudad, en contacto con profesores y amigos, y en un ambiente de resurgimiento cultural, se forma intelectualmente y lee a los clásicos grecolatinos, italianos, franceses y castellanos. Empieza a escribir y, a los 20 años, recibe su primer premio en los Jocs Florals (Juegos Florales) de Barcelona, donde conoce a figuras relevantes de la cultura, como Marià Aguiló y Manuel Milà i Fontanals. Funda el Esbart de Vic, formado por un grupo de estudiantes entusiastas, con ideas y sentimientos románticos, que se reúnen en la Font del Desmai con el objeto de practicar la poesía.
Mientras sus compañeros viajan al extranjero para ampliar estudios, él es ordenado sacerdote y destinado a la pequeña parroquia de Vinyoles, donde, solo y aislado, además de ejercer como vicario, trabaja intensamente en L’Atlàntida. Aquí cae enfermo de tuberculosis, y se trasladará a Barcelona para recuperar la salud.
En Barcelona encuentra trabajo como capellán de vapor de la Compañía Trasatlántica, propiedad de los marqueses de Comillas. Son casi dos años durante los cuales en nueve ocasiones realiza la travesía a América (en la línea de Cuba), un periodo de equilibrio necesario para recuperar la salud y finalizar L’Atlàntida. La obra es premiada en los Jocs Florals de 1877, alcanzando un éxito clamoroso inmediato
Se inicia una etapa de éxitos. A partir de 1876 reside en el palacio de los marqueses de Comillas, en la Rambla de Barcelona, donde ejerce de capellán de familia y, más adelante, de limosnero. Realiza numerosos viajes acompañando a la familia en estancias de salud y de negocios. Trabaja en un nuevo poema épico sobre el origen de la nación catalana, Canigó, que se publica en 1886. Pese al triunfo absoluto del poema, a partir de un viaje a Tierra Santa entra en una etapa de crisis espiritual que hará que se incline por las labores eclesiásticas.
El conflicto se produce a raíz de su relación con la población más desfavorecida de la sociedad y de su presencia en una casa de exorcistas. Este comportamiento desagrada a las autoridades: el marqués decide prescindir de sus servicios, y el obispo Morgades le ordena regresar a Vic y lo recluye en el santuario de La Gleva. El poeta se considera perseguido y escribe un «Comunicado» a la prensa donde reclama justicia. Al cabo de poco, las autoridades eclesiásticas le prohíben oficiar misa. En defensa pròpia recopila la prosa enviada por el poeta a la prensa durante ese periodo.
En 1898, se retracta y es rehabilitado. Pasa sus últimos años como beneficiado en la iglesia de Betlem de Barcelona, y el 10 de junio de 1902 muere en Vil·la Joana de Vallvidrera (Barcelona).
Obra
La producción literaria de Verdaguer, escrita a lo largo de unos cuarenta años y adscrita a los principios literarios románticos, se centra especialmente en la poesía, con más de treinta títulos, entre los publicados en vida y los póstumos. Escribió también algunas obras en prosa, de gran calidad literaria, así como, en prosa y en verso, algunas traducciones y versiones de otras lenguas. Después de su muerte se han ido publicando obras inéditas, y entre los miles de manuscritos que nos dejó, aún se cuentan poesías y prosas diversas, más o menos acabadas, que no han pasado a la letra impresa. A todo ello hay que añadir un extenso e interesante epistolario, en buena parte ya editado, que ultrapasa las 1.500 cartas. Podemos dividir su obra en tres etapas.
Etapa juvenil
En el Seminario, Verdaguer escribe unas primeras poesías de carácter humorístico y satírico «Goigs de sant Taló». También, poesías pastoriles y amatorias de carácter popular –en parte conocidas gracias a la recopilación póstuma Jovenívoles–, entre las que destaca, por su extensión y ambición, Amors d’en Jordi i na Guideta (1865), con la que quiso imitar el Mirèio del poeta occitano Frederic Mistral. Ordenado sacerdote, inicia la producción de tema religioso y patriótico –con premios en los Jocs Florals de Barcelona de 1865 y 1866– y su primer poema épico, Dos màrtirs de ma pàtria (1865). Son de ese mismo momento toda una serie de tentativas y otros materiales preparatorios de L’Atlàntida, así como varias prosas de tono autobiográfico. Su actividad literaria se centra ahora en la poesía religiosa, tanto popular como culta, en la histórico-patriótica y en la redacción de L’Atlàntida. En 1877 obtiene un premio en los Jocs Florals de Barcelona por L’Atlàntida, que consagra a Verdaguer como el primer poeta catalán de la época.
Etapa de madurez
L’Atlàntida es reconocida tanto a nivel nacional como internacional. Se consagra también como el poeta religioso más importante del país: Idil·lis i cants místics (1879). Los dos temas permanentes en la producción verdagueriana, la religión y la patria, están presentes en las dos obras siguientes, publicadas en 1880: Llegenda de Montserrat y Cançons de Montserrat. En 1883 presenta en los Jocs Florals de Barcelona una de sus piezas épicas cortas más conocidas, la oda A Barcelona, un canto al dinamismo de la ciudad y de Cataluña. La obra obtuvo un gran éxito, y el Ayuntamiento barcelonés realizó una edición especial del texto de 100.000 ejemplares. En 1882 publica otro poema religioso, Lo somni de Sant Joan, y en 1885, un libro poético de circunstancias, Caritat, para ayudar a los damnificados por los terremotos de Andalucía de aquel año.
A finales de 1885, pero con fecha de 1886, publica su segunda gran obra épica, Canigó, el poema de madurez del autor. Más humano y realista que L’Atlàntida, el poema presenta, pese a las largas digresiones que aparecen en la obra, una arquitectura interna a base de simetrías y una variedad métrica que permiten mantener separados y al mismo tiempo trabados el plano épico-militar y el lírico-amoroso.
En los años ochenta, Verdaguer escribió también numerosas obras de carácter devoto, aparecidas a menudo en hojas sueltas, que en parte reunió en Càntics (1882, 1889), y poesía de carácter civil patriótico, recogida también en parte en Pàtria (1888). Los viajes realizados en esta época dieron pie a dos libros de prosa, Excursions i viatges (1887) –compendio de los viajes por el norte y centro de Europa, la costa de África y los Pirineos– y Dietari d’un pelegrí a Terra Santa (1889).
Etapa de vejez
El poeta entra en esta época en una crisis personal, abandonando en parte la actividad literaria. La producción publicada en los primeros años noventa se limita prácticamente a una trilogía sobre la infancia de Jesús: Natzaret (1890), Betlem (1891) y La fugida a Egipte (1893), reunidos posteriormente bajo el título Jesús Infant (1896). Abandona la poesía épica y la histórico-patriótica, y se centra en la religiosa, que adopta ahora un carácter más intimista, con predominio de las obras breves. A este momento pertenecen los libros Roser de tot l’any y Veus del bon pastor (1894). Cuando le son retiradas las licencias para celebrar misa, vive horas amargas y escribe las dos series de artículos periodísticos recogidos en En defensa pròpia, la recopilació poétic Sant Francesc (1895) y Flors del Calvari (1896).
Una vez recuperado el permiso para oficiar misa (1897), emprende una febril actividad literaria para restituir el prestigio dañado por el conflicto. Colabora en numerosas publicaciones, participa en actividades, prepara nuevos libros de poesía, revisa otros anteriores y edita algunos nuevos, como Santa Eulària (1899), Aires del Montseny (1901) y Flors de Maria (1902), publicado este último poco tiempo antes de su muerte. Póstumamente aparecen algunos libros que había dejado prácticamente terminados: Al Cel (1903), Eucarístiques (1904), Càntic dels càntics (1907) y Perles del Llibre d’Amic e Amat (1908). Bastante más tarde se publican Brins d’espígol (1977) y Pomerola. Primavera (1995 y 2013).
La extensa y rica obra de Verdaguer lo ha convertido en el escritor más destacado de todo el siglo XIX y, sin duda, en uno de los clásicos catalanes de todos los tiempos. A la calidad y la perennidad de la producción verdagueriana, hay que añadir su importancia histórica. Y, también, cabe recordar su enorme popularidad, que incluso ha originado una simbiosis poeta-pueblo que ha convertido algunas de sus composiciones –«L’emigrant», «El noi de la mare» o «El virolai»– en obras conocidas por todos, aunque a menudo son cantadas ignorando su autor.
La colección Obra Completa en Edició Crítica (OCEC) presenta el texto establecido y el estudio de la obra a cargo de los mejores especialistas para cada título del autor. Cada volumen tiene dos partes: el texto establecido y anotado, precedido de un estudio preliminar, y documentos relativos a la obra. Se publica bajo la dirección de la Societat Verdaguer a través de Verdaguer Edicions.
La última iniciativa en cuanto a la obra completa del autor, de Edicions Proa (2002-2006), ha hecho accesible prácticamente todo el conjunto de la obra verdagueriana. Consta de cuatro volúmenes bajo el epígrafe general Totes les obres, y los títulos singulares «I Prosa», «II Poemes llargs. Teatre», «III Poesia 1» y «IV Poesia 2». La edición es obra de Joaquim Molas e Isidor Cònsul, con la colaboración de varios estudiosos.